martes, 17 de abril de 2012

"I believe in pink. I believe that laughing is the best calorie burner. I believe in kissing, kissing a lot. I believe in being strong when everything seems to be going wrong. I believe that happy girls are the prettiest girls. I believe that tomorrow is another day and I believe in miracles".
                                            -Audrey.

domingo, 26 de febrero de 2012

Confieso.

Y es que no me gustan los sábados nublados y los domingos despejados. No me gusta que chispee o que llueva poco. Me gusta que llueva a mares, estar en la calle y mojarme entera. No me gustan las noches frías y me encantan las calurosas. Me gusta quedarme dormida en la playa con el sonido de las olas. No me gusta que me manden y me digan que tengo que hacer y que no. Aunque me encantan que me den consejos. Odio la gente que se cree inteligente y no tiene ni idea de nada. Y menos de la vida. Me gusta saborear el aire fresco de las mañanas de invierno, y notar, solo con una brisa, cuándo se acerca el verano. Odio el sabor del limón y la cerveza. Pero me encanta el olor del tabaco al aire libre. Me encanta dormir con la ropa que llevo puesta el día anterior y con la radio encendida. Me encanta que me despierten con un beso o un abrazo. No puedo dormir por las noches si hay alguna luz, sin embargo, odio la oscuridad. Por un lado, me encanta dormir horas y horas. Otras veces no quiero acostarme nunca. Algunas veces soy muy sensible a lo que me dicen, otras en cambio me resbala. Depende de la persona. Tengo cambios de humor en décimas de segundo. Ahora me caes bien, al rato no te puedo ni ver. No soy nada rencorosa, aunque nunca se me olvidaran las peleas que he tenido. No soporto la rutina diaria, pero me la tengo que tragar continuamente. A veces me quejo mucho, otras me lo guardo todo, hasta el día, que exploto. Me gusta los sitios concurridos, pero cuando estoy en ellos mucho rato, me agobio. Soy una gran cabezona y digo que siempre tengo razón en todo, aunque en el fondo sepa que no, que me he equivocado. Así, demuestro que soy realmente orgullosa. No creo en los errores, si lo hice sería por algo. Soy un poco superficial, lo reconozco, y no me importa hacerlo. Es otro de mis defectos. Siempre estoy riendo, menos cuando me levanto hasta que desayuno. Podría matar a alguien. 
Me gusta ver la tele, engancharme a series chorras y tirarme las tardes del domingo viendo las películas más malas que han existido en la historia. Si me pones una romántica o sentimental, puedo formar un mar de lágrimas. Me puedo tirar el día entero mirándome en el espejo y pintarme aunque no vaya a salir a la calle. Puedo probarme toda la ropa de mi armario, porque sí. Porque me apetece. Amo ir de compras y gastarme toda la paga en ello. Y para terminar, puedo odiar a una persona solo por el hecho de que me mirara mal.
Pero, sinceramente, no creo en los defectos. Es solo una cualidad más que tienes, y que algunos la aprecian y otros no. ¿Cómo se escusan los que no lo hacen? Diciendo que tienes un defecto.

Nunca quejarse. Nunca explicar.




Recuerda, si alguna vez necesitas una mano, la encontrarás al final de tus brazos. Cuando envejezcas descubrirás que tienes dos: una para ayudarte a ti misma y otra para ayudar a los demás. La belleza de una mujer aumenta con el paso del tiempo. La belleza de una mujer no radica en la estética, la verdadera belleza de una mujer es el reflejo del alma.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Solo para ti
Lo siento. Siento no haber estado ahí cuando lo necesitaste. Siento no haberte agarrado fuerte la mano y no habértela soltado nunca. Siento no haber pisado aquel suelo solo para verte. Siento no haberme armado de valor y haberte dicho lo mucho que te quería, aunque en ningún momento de mi vida te lo dije. Y eso también lo siento. Siento haberme olvidado de ti en los momentos más difíciles de tu vida. He de decirte que nunca te olvidé, no te olvido ni te olvidaré. Solo tenía miedo de afrontar la realidad. Te ibas. Para siempre. Mil y una noches he llorado recordándote. Y, pensando que me estabas viendo desde algún lugar, sonreía y guardaba debajo de la almohada una foto nuestra. De los dos. Juntos. En ella me mirabas y sonreías. Espero que todavía lo hagas, al igual que lo hago yo cuando pienso en ti. Han pasado tres años y medio y por fin hoy ha sido el día en el que me he atrevido a hablarte, a escribirte. No me dirijo a nadie más, solo a ti. Hoy es el único día en el que no me he sentido culpable por no haberte visitado a aquel lugar. Por no haberte abrazado y besado por última vez. Por no haberte acompañado en esos momentos. Ahora es cuando me atrevo a decirte, que te quiero y no te olvido. Jamás. Espero que me perdones por no haberte dicho adiós.